Patricia Messa
Dottoranda in filosofia
He tenido el privilegio de vivir tres meses en la ciudad eterna, y esta experiencia vital no hubiera sido ni la mitad de maravillosa si no hubiera encontrado una gran familia en Oikia. Si algo me gustaría destacar es que
Oikia es, como bien su nombre indica, una casa, un hogar, una familia
donde todas son bienvenidas y donde se procura vivir siempre un ambiente de acogida, de hospitalidad, de formar parte de su día a día. Es tan hogar, que todas participamos en las tareas de la casa, no realizando grandes cosas, pero sí colaborando a la hora de las comidas, con los platos, limpieza… y además, si quieres, puedes ayudar a Valentina y Silvana en la cocina, y volverás a tu país, ¡siendo una auténtica italiana!
Habrás aprendido a cocinar los productos más típicos de este maravilloso país. Esto me ayudó especialmente porque, al casarme dentro de poco, necesitaba dar un empujón fuerte a toda la cuestión del hogar, y aquí aprendí mucho sobre esto.
Además, me cuidaron tanto y me sentí tan acompañada en mis últimos meses de soltera. De verdad que tengo un recuerdo tan grato de mi estancia…
Normalmente suele haber movimiento, unas llegan, otras se van, otras se quedan un largo tiempo, otras por un tiempo más breve, y es una gran oportunidad para conocer gente nueva, entrar en contacto con otras culturas, y te da la oportunidad de poder hablar con todas porque se comparte el desayuno, la comida y la cena. Además, no solo interactúas con las residentes, sino también con todas las que viven en Oikia, todas de diferentes partes de Italia; lo que te permite conocer la cultura italiana, las tradiciones de diferentes regiones… ¡Una delicia!
Es cierto que
lo que me llevó a Roma fue una estancia de investigación para el doctorado que estoy realizando.
El tema de mi tesis es la educación del deseo en Tomás de Aquino, por eso no dudé en ir a Roma. La universidad que me acogió fue la Università Pontificia Salesiana, estaba a las afueras, pero no resultaba ningún inconveniente porque Oikia se encuentra en una posición única teniendo en cuenta la geografía de la ciudad eterna.
Oikia está al lado de la parada de Lepanto, la línea A de metro, que es comodísima y recorre toda Roma.
Tener una parada de metro tan cerca en esta ciudad es un ¡milagro! Porque hay pocas líneas y, además, el transporte público no es lo más destacable que tiene Roma… así que hay que tener en cuenta este factor. Oikia está a 20 minutos andando del Vaticano, ¡Cómo disfruté paseando por el barrio y acabar rezando en san Pedro! Roma es enorme, inabarcable andando, y tener al lado de casa lo más importante, es algo que no tiene precio.
Viví bastante Oikia ya que al estar realizando mis estudios de doctorado tuve que
priorizar el estudio y “encerrarme” bastante, así que puedo asegurar que
en Oikia se estudia bien, las habitaciones son luminosas se estudia muy a gusto.
La capilla está siempre abierta y el Señor en casa, pudiendo rezar a cualquier hora. ¿Se puede pedir
algo más?
Ahora que ya hace unos meses que he vuelto a mi Barcelona natal, recuerdo con
muchísimo cariño mi estancia en Roma y todas las amistades que trabé, así como todo
lo que pude aprender y que Oikia me facilitó. Es una gran gran oportunidad que se lo
recomiendo a todo el mundo, y no miento cuando digo que fueron ¡los mejores tres
meses de mi vida!
